miércoles, 16 de octubre de 2013

Las beatificaciones culpabilizadoras

El acto de beatificación de 522 curas muertos de manera violenta durante la Guerra Civil Española del otro día en Tarragona fue, en realidad, un gran acto político que incluyó una homilía que hacía apología del fascismo de modo explícito. En dicho acto se aprovechó la desgracia de esos hombres y mujeres para justificar el golpe fascista culpabilizando al gobierno de España. Los prohombres de la iglesia saben perfectamente que los asesinatos de curas y monjas se produjeron durante un espacio temporal muy concreto: los seis meses que siguieron al golpe de estado. En esos seis meses, y por culpa del golpe, el estado se derrumbó, desaparecieron las leyes, la policía y los jueces y se vivió, repito por culpa de los golpistas y sus apoyos, en un estado de total anarquía, lo más parecido al salvaje oeste. En ese sitio sin ley aparecieron hordas de delincuentes de todo tipo que hicieron todas las barbaridades del mundo. Lo que se calla la iglesia es que cuando el Gobierno de Madrid pudo restablecer la ley, en plena guerra, no sólo impidió que se siguieran produciendo ese tipo de altercados sino que persiguió, juzgó y condenó a los que los habían cometido. Nada parecido pasó en el bando rebelde. La medida más humanitaria que hizo el bando de la cruzada fue impedir que los soldados marroquíes abandonaran su costumbre de exhibir en su cuello los testículos de sus víctimas, y eso tras varios meses de matanza. Lo que no dice la iglesia, aunque lo sabe de sobra, es que personas como Pasionaria, durante ese caos, salvaron la vida de decenas de monjas y lo que no dice la iglesia es que el bando rebelde no tuvo ningún tipo de reparo en torturar y asesinar a curas de Euskadi, por el simple hecho de que se opusieron a su barbarie. Si queremos mártires es mucho más fácil búscalos entre los miles de campesinos cristianos que fueron torturados y asesinados en Huelva, Sevilla, Cádiz, Badajoz, ... Si queremos mártires podemos beatificar al alcalde de Zafra, que salvó la vida a los religiosos y religiosas del pueblo y que como premio recibió una tortura de tres días seguida de su asesinato. Fue la parte fascista de la iglesia, la que el otro día continuó el genocidio. La que continuó con la actitud del también cura de Zafra durante esa época, que en una mano llevaba un crucifijo y en la otra un fusil para vanagloriarse de que había "limpiado" el mundo de más de 300 rojos. La iglesia patrocinó esa barbarie y es ella la responsable última de los asesinatos, incluso de los religiosos, los cuales no se habrían producido si no se hubiera dado el golpe de estado. Lo que tendría que hacer la iglesia es pedir perdón por esa vergonzante actuación que lo único que perseguía era mantener sus privilegios medievales. La iglesia perdió en ese acto una oportunidad magnífica. El papa demostró que no es Juan XXIII y que las expectativas que había generado no eran reales. Para que no se repita lo que pasó en los años 30, los responsables tendrán que asumir sus responsabilidades alguna vez, aunque sólo sea moral. Los hijos de esos genocidas hoy son millonarios y llevan vidas de ensueño, manchada con la sangres de miles de campesinos,...